martes, 15 de octubre de 2013

De momento, creo que esta bitácora se cierra

Lo llevo pensando desde hace unos meses. Y creo que ya no lo voy a postergar más.

Se puede decir que se ha presentado un invitado no querido: el agotamiento de la creatividad. Al principio recuerdo que se me venían a la cabeza cosas que decir y, enhebrando una con otra, lograba publicar esas hebras de imaginación. Así el blog iba avanzando poquito a poco. Pero últimamente no sucedía. Como si, desnudo, antes me moviera con total libertad, desembarazado para realizar cualquier quiebro a cada momento según me pluguiera; y, en cambio, atado por las cuerdas de la esterilidad o embutido en una rígida escafandra de tópicos, casi sin visión y sin holgura, caminara extraviado ahora. Por eso he decidido poner punto a esta aventura.

Muchas gracias a los lectores y, sobre todo, a los comentarios. La bitácora es un motor que funciona con gasolina, y la gasolina son tanto vuestras lecturas como observaciones. Realmente, la posibilidad de recibir los puntos de vista de los internautas es lo extraordinario de los blogs. No serían lo mismo sin esta característica. Y lo digo no solo como receptor de ellos, también como emisor.

Prefiero anunciar el cierre a dejar ese último capítulo de los inquisidores del Languedoc congelado en el tiempo, lo que en sí mismo daría un mensaje de continuidad impropio. Por otra parte, tampoco estaría mal concluir así, con una anotación más, un haz de luz lanzado al infinito del tiempo o lo que blogger permitiere.

Como no es exactamente una despedida, porque seguiré leyendo y participando en vuestras bitácoras, no hay casilla de comentarios esta vez.