lunes, 14 de diciembre de 2015

A ver...

Se dice que Murillo pintaba los niños como nadie. Pero no se trataba de pintar por pintar la esencia de la infancia.
En este lienzo se me fueron los ojos ante la definición misma, en imagen, de la curiosidad (a ver...). Para hacer esto no basta con imitar. Uno tiene que sentir en cierto modo como un niño, que es todo ojos y ansia por descubrir. Y qué busca. Seguramente que le quieran, seguramente espera que aquel, a quien está mirando, le tome en brazos con el mismo amor que su plena de confianza madre. Tal vez esta representación tenga muy poco de anecdótica.
Virgen de la servilleta

Ese juego de miradas lo vuelvo a encontrar en otra imagen del pintor sevillano. Más cuadros tratan la misma o parecida escena pero no hallo, como en éste, esa complicidad entre ambos personajes. Casi no hace falta lo de la esfera que está pisando el del cíngulo.
San Francisco abrazando a Cristo en la cruz


Comentarios basados en : la guía del Museo de Bellas Artes de Sevilla