viernes, 28 de noviembre de 2014

Otra de supersticiones

Que se lo pregunten a Nicolás Simon.

Cathalina Berna, llamada 'Cambrona', de una aldea francesa, hizo circular en su entorno la noticia de que había sufrido un "accidente" con Nicolás. La denuncia llegó a la justicia. Tomose declaración a los testigos, que coincidieron en la misma ocurrencia. Todos ellos dijeron haber oído al acusado confesar que el "accidente" era obra del demonio y, así mismo, como demostración del prodigio, que la mujer pariría cuatro diablos en forma de ranas (se aporta en la deposición testimonios de quienes oyeron croar en el vientre de Cathalina).

El cirujano de Cressi, Sr Dolignon, se encarga de ponernos al corriente sobre lo que siguió. El día que se puso de parto 'Cambrona', se presentaron en su casa el alcalde, el propio Sr. Dolignon, la comadrona, y curiosos. Por si acaso, se hizo suficiente acopio de agua bendita, "con la qual nos inundaron", se queja el cirujano. Le dieron un poco a la parturienta, y ahí empezó el prólogo, pues la mujer se puso a morir: estalló en alaridos y muecas que llenaron de espanto a los curiosos.

Luego, la comadrona comenzó su tarea. "Sacó una rana, y después otra". Y, claro, "las ranas, libres ya del Tártaro en que estaban detenidas, empezaron a saltar por el quarto, haciendo que saliesen de él los más tímidos". Tras el revuelo, volvió una calma tensa que permitió continuar. La comadre, bañada en agua bendita la mano, siguió haciendo el trabajo duro con todos los escalofríos que imaginarse uno pueda. Sacó otras dos ranas, la última muerta "a pesar de su naturaleza diabólica". Entonces, como accionados por un resorte, ya no hubo más ocasión para la templanza. "Huyeron de la casa" todos y quedose el Sr. Dolignon únicamente. Este pidió permiso y comprobó por sí mismo que la hechizada parturienta no tenía signos internos de haber parido niño o niña, rana, sapo o príncipe.

El proceso judicial se realizó y de él salió libre el acusado. Pero ya se había realizado otro juicio paralelo entre los aldeanos crédulos de la zona, el cual dictaminó su culpabilidad. Y Nicolás Simon tuvo que abandonar su domicilio.

Que le pregunten a él si cree en meigas. Dirá que no, que sólo cree en un gran guiñol, con alguien (para él, Cathalina Berna) tirando de los hilos, no de fibra, sino de miedo; y moviendo con ellos a las marionetas, nosotros. A ese titiritero, con los medios actuales, hoy enseguida lo descubriríamos, creo.

Bueno, siempre nos quedará un Dolignon. Él está seguro de sí mismo; ha construido una definición de superstición y funciona como un coche bien afinado que nunca le atropellará. Aunque, una vez en marcha, ese coche va solito.

Fuente: Mercurio histórico y político de febrero de 1774.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Noticias

La revista Mercure historique et politique de octubre de 1736 inserta copia de unas líneas aparecidas en el Glaneur de unos años antes, refiriendo los sorprendentes hechos acaecidos en una región de Hungría.

Todo da comienzo con la muerte de un tal Arnold Paule, que fue aplastado por un carro de heno. Una serie de extraños decesos se sucedieron en los siguientes días. Alguien recordó que el bueno de Arnold fue hostigado años antes, cerca de la frontera turca, por un vampiro. Y temiendo que aquel mal se le hubiera contagiado, decidieron exhumar sus restos y los de sus presuntas víctimas. Efectivamente, el cuerpo de Arnold Paule reunía todos los signos de ser un vampiro. Sus cabellos, sus venas atiborradas de sangre. Otros ejemplos periodísticos de este jaez: el Mercure galant de 1694, que trae un reportaje sobre las stryges rusas o upierz. O Tournefort, un naturalista a caballo entre el XVII y el XVIII, quien delata a los traviesos brucolacos griegos.

Tal vez, por su tenor y número -hasta el punto de parecer una epidemia-, estas noticias debieron de sorprender en una Europa que quería emerger al Siglo de las Luces. Efectivamente la reacción de los ilustrados empezó pronto. A mediados de siglo, el benedictino Antoine Augustin Calmet (un estudioso de la Biblia metido a historiador y analista del vampirismo) -quien llama revinientes a los vampiros- ya los desacredita ("se trata de una ilusión"), si bien su esfuerzo crítico va a resultar insuficiente para otros pensadores posteriores. Y a Feijoo, en sus Cartas eruditas y curiosas, le traiciona la impaciencia por el trajín que se traen los revinientes "que van, y vienen, que salen de los sepulcros a hacer sus correrías, y se vuelven a ellos a su arbitrio..., alternando [aquí Feijoo se define muy poco receptivo] como quieren, los dos estados de muertos, y vivos".

Voltaire, hacia 1764, se indigna de que en la Europa de Shaftesbury, Locke, d'Alembert, o Diderot, todavía estemos con estas supersticiones. Su escándalo se vuelve sarcasmo: "hubo agiotistas, mercaderes, gentes de negocios que chuparon [no de noche sino] a la luz del día la sangre del pueblo; pero no estaban muertos, sino corrompidos. Esos verdaderos chupones no vivían en los cementerios, sino en magníficos palacios". Y arremete contra la propia Sorbona por haber aprobado la revisión histórica del vampirismo escrita por el mencionado Calmet.

Del mismo parecer que Voltaire es el autor de un artículo de la revista Miscelánea de comercio, política y literatura, en 1820, quien se extraña de que "las novelas y las composiciones dramáticas han hecho de moda los vampiros, que de algunos meses a esta parte son el objeto de todas las conversaciones" (bueno, por ahí andaban Polidori y su compañero Lord Byron). No le parece sino muy tibio al articulista el esfuerzo crítico del dicho Calmet, si bien le disculpa "por que la revolución que se ha efectuado después en el espíritu humano, no estaba entonces [en el tiempo de Calmet] más que comenzada".

Desde la publicación de la noticia en 1736 hasta su definitivo descrédito en esta última crónica han pasado no ya unos años, sino un mundo entero. El hombre moderno ha arrumbado las estructuras socioeconómicas y mentales del poder señorial, ha derribado los límites de sus pretéritas creencias, y ha avanzado en el camino de la independencia de juicio y de la ciencia por el método de poner en duda todas las rémoras que le obstaculizaban.

Hay muchas clases de vampirismo. Además de los propios, también están los que chupan la savia de su porvenir a la Humanidad. Habrá que estar atentos a sus intentos de irrumpir de nuevo. No sabemos qué forma adoptará la superstición, o qué definición, cuando vuelva a llamar a las puertas de nuestra Historia en el futuro.

Para la elaboración de esta anotación consulté varias páginas web. Ahora me resulta imposible enumerarlas.

jueves, 30 de octubre de 2014

Savall


Quedé perplejo en su día ante una película, un musical podría decirse a juzgar por el protagonismo que adquiere el arte de Orfeo en su contenido. Todas las mañanas del mundo me atrapó desde la oscura primera secuencia y me introdujo, muy bien y derechamente, hacia los iconos de la música francesa de la época que retrataba. Vaya, que si era lo que pretendían los franceses con dicho filme, conmigo tuvieron éxito, pues escucho desde entonces a estos maravillosos maestros con placer.

Ignorante en estos temas, oí que la banda sonora la había interpretado un -todavía para mí- tal Jordi Savall. Entonces, sin internet, la información corría a otro ritmo, así que llenar mi curiosidad costó mucho más tiempo de lo que me hubiera supuesto ahora. Con los años escuché más veces, y más, de este violagambista universal.

Savall fue sacando adelante una producción discográfica verdaderamente prolífica y muchas veces curiosísima. Ediciones muy cuidadas, con libros bellamente ilustrados y contenidos valiosos, fueron sucediéndose: desde la música del Nuevo Mundo al Mediterráneo, pasando por el mundo céltico. Qué digo hasta el Mediterráneo, hasta el Extremo Oriente más bien, pues hasta de allí nos trae música en su disco aniversario de Franciso Javier. Con su mujer, Montserrat Figueras, abrieron caminos con una persistencia y un ritmo de vértigo. Hesperion, la Capella Reial, nombres unidos al suyo a lo largo de décadas, han ido dejando un reguero de miguitas por el que los perdidos íbamos encontrando la senda.

Quién sabe si, con más apoyos institucionales, hubiera podido llevar a cabo empresas arriesgadas, como una integral de los más grandes, Victoria y Guerrero, pero se encontró con "tal desinterés e ignorancia" que hubo de renunciar (ahora tengo una integral de Victoria, debida a un director australiano, muy buena por cierto).

En fin, muchos discos curiosísimos y oportunos, y, claro, un lujo de ejecución.

Para mí era como una figura de leyenda, un mito, de ahí la ilusión que tenía por verlo. Y lo vi (de milagro: lleno contundente en el auditorio). Muy serio en el escenario, daba respeto; luego, concluida la actuación y con el boli en la mano, su rostro amable infundía confianza a los espectadores que acudían a él buscando la complicidad en el arte de la música con el maestro, el arte de todos.

lunes, 22 de septiembre de 2014

El coche más bello

En 1877, Nikolaus August Otto construye un motor de cuatro tiempos y registra su patente. Con ello condena al resto de fabricantes a no poder utilizar "este principio de construcción". En 1886, el Tribunal de Justicia alemán anula ciertas partes de la patente, y los demás fabricantes pueden lanzarse a construir motores de cuatro tiempos "sin restricciones".

El aspecto estético va adquiriendo importancia en el nuevo artilugio, conforme madura en un diseño propio y diferente del de los carruajes de caballos. Ya desde principios del siglo XX, va despertando el interés del mundo del arte. Así, el pintor Francis Picabia, además de llegar a tener más de cien coches, desde 1915 insertaba partes del auto en sus retratados con objeto de ayudar a definir la personalidad de estos. Walter Gropius participó directamente en el diseño de automóviles siguiendo postulados de la Bauhaus: el Adler de 1931.

En 1929 (recogido en el n. de abril de Madrid automóvil) "Dichard (sic) M. Bach, miembro del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, se dirige a la Sociedad de Ingenieros de Automóviles para decirles que «el automóvil futuro será arte y entrará a formar parte de los objetos de museo mucho antes que lo hicieron otras cosas»". El vaticinio del Sr. Bach se hizo realidad más tarde: "en 1951, el arquitecto Philip Johnson organizó en el Museo de Arte Moderno de Nueva York una exposición de automóviles", con ocho modelos.

Una empresa radicada en Coventry, de nombre tan curioso, SS (Swallow Side Car and Coach Building Company), había producido motos y carrocerías desde 1922. Pero en 1931 pasó a fabricar sus propios autos. En 1936 (un reportaje de Madrid automóvil de diciembre del 35 recoge la aparición, en el salón londinense del automóvil, de un "dos litros y medio S. S.") presenta el SS100. Sin duda el modelo más bonito de la historia.

En algunas personas adultas, el de los coches, sigue siendo territorio de la infancia.

Fuente:
-De Santiago García Ochoa, “Più bello della Vittoria di Samotracia?”: aproximación al encuentro entre el automóvil y el arte, en el 18 de Anales de historia del arte de 2008 [el extraño título del artículo es una frase extraída del Manifiesto futurista de 1909, escrito por el poeta Filippo Tommaso Marinetti].
-Y, para la imagen, wikimedia.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Todos y Euclión

[A Euclión] si le pidieras prestada el hambre, no te la daría.
La comedia de la olla
Plauto
Euclión bebe su amargura en soledad. Tiene en su posesión una fortuna. Podría, si quisiera, regalarse una vida fácil, ignorando cualquier inquietud por la falta de dinero. Sin embargo, lo que ha ganado en riquezas, no le compensa el desasosiego por temor a perderlas todas.

Indudablemente, es difícil sobrellevar la pérdida: dinero, salud, amistad, amor, comodidades, ideas, creencias, autonomía, libertad, prebendas, sinecuras...

Llama la atención la cantidad de estopa que los partidos -los hasta ahora dueños y señores del parlamento-, y sus medios afines, están repartiendo sobre la nueva formación política. ¿Esta última, dentro de un tiempo, también haría igual que aquellos?

Es humano

domingo, 20 de julio de 2014

La mano de Jorge Manuel

No estaba El Greco contento con la estimación en que se les tenía a los pintores en su sociedad, así que decidió investir a uno (en nombre de todos) de los atributos más nobles. Tomó de modelo a Jorge Manuel, su hijo, al que representó con útiles de pintura. Domenico estaría ilusionado por que el chico se aplicara al noble arte del pincel, y querría hacerlo aparecer como un joven y talentoso artista. Para chasco de su ilustre progenitor, artista el vástago sí era, pero más bien en la rama de la arquitectura. La figura alargada, apuesta del muchacho, en donde se aprecia la delicadeza con que El Greco hacía su trabajo en esas manos, pura exquisitez, nos llena de satisfacción.

Hay un cuadro, La Virgen de la Caridad, que pertenece ya a la última etapa del genio. Vemos también los caracteres típicos del pintor griego. Solo hay un elemento que desentona. La mano en el pecho del personaje de la derecha (el propio Jorge Manuel). Nada que ver con la pulcritud que acabamos de ver más arriba. ¿La ejecutó El Greco o lo hizo otro, por ejemplo su propio hijo, que para esas fechas ya trabajaba en el taller de su padre?

Otro cuadro del pintor que produce enorme inquietud. No obstante, La dama del armiño (en realidad la piel que luce es de lince) es un trabajo de atribución discutida.

Saltamos de un lado a otro. Ahora no vamos a discutir la autoría del célebre artista afincado en Toledo. En el siguiente Retrato de caballero anciano, no se nos aparece, si somos tiquismiquis, un anciano, sino una persona avejentada prematuramente por los golpes y sinsabores de la vida. Contrasta con la arrogancia propia de la plenitud de fuerzas de la juventud que luce otro lienzo de El Greco: el célebre Caballero de la mano en el pecho.

Qué pensaría El Greco de todo ese guirigay de la Inquisición. No está con nosotros para saberlo, pero tenemos este lienzo: El Inquisidor Niño de Guevara. La mirada acerada desde esos anteojos redondos, parece la de una máquina, un burócrata de la muerte.

Hombre con útiles de escritura y dibujo. Ese curioso gesto de la boca lo vuelve más humano. Casi parece contrariado por la molestia de tener que gastar su tiempo en posar, o tal vez el de los demás en retratarle simplemente a él.


Esos chocantes colores y esas formas que quieren perder la forma, en busca de un "discurso" artístico personal le dan un toque moderno. Por otra parte no puedo evitar creer que atribuir modernidad a un gran maestro encierra un juicio redundante.

Fuentes:
guías de la exposición sobre El Greco.
Wikipedia para Retrato de Jorge Manuel, La dama del armiño, Caballero anciano y El inquisidor Niño de Guevara,
De Wikiart para Hombre con útiles de escritura y dibujo.


viernes, 20 de junio de 2014

Información

 
 Sedientos. En ese estado nos encontramos siempre. Sedientos de información. Pero dónde abrevamos en estos tiempos digitales. Internet está muy bien, es cómodo y rápido. ¿Y nos fiamos enteramente de lo que nos arroja? ¿En quién depositamos la confianza de nuestro conocimiento?

¿Quién no sabe de la vieja Espasa? Una obra que nació en 1905, en un momento especial en el que varios editores catalanes estaban trabajando cada uno desde su empresa en la edición de enciclopedias, como Salvat y Seguí por ejemplo. José Espasa, el propietario de la célebre editorial, quiso construir un edificio enciclopédico especial que se distinguiera del resto. El esfuerzo fue notorio. Designaron a unos responsables que dirigirían cada especialidad, y para la redacción, mantenían en plantilla a un grupo que trabajaba a jornada completa en las oficinas. También contaron con otro gran número de redactores externos que escribían entradas acordes a su temática, a los que se conocía por los “famèlics de dalt” dada su precariedad laboral.

Entre los responsables de la edición de la obra están las máximas figuras barcelonesas en cada materia: Berthelot, Aranzadi, Iglesias, Brugués, Serra Hunter, Coroleu, Terradas Illa, Gispert, Rioja Martín, Orts Climent, Massaguer, Faura Sans, etc. En la dirección artística (la enciclopedia estaba ilustrada), es Miguel Utrillo quien busca la colaboración de lo más granado del arte catalán: Ramón casas, Alejandro de riquer y muchos.

En cuanto a sus dimensiones, pensemos que, en 1923 (ya fusionada Espasa con la compañía vasca Calpe), se contaba nada menos que con 646 autores (muchos eclesiásticos, pocas mujeres; y más componente catalán por el origen local del proyecto). En 1930, la composición del personal a cargo se hizo más compleja, al abrirse a colaboraciones de las Reales Academias, la Universidad madrileña o la célebre Institución Libre de Enseñanza.

Qué fue de esta increíble aventura editorial que empezó con el siglo XX. A dónde se ha llegado que la gente le da la espalda, y un muro de olvido y telarañas va emparedando poco a poco sus sabias páginas en estantes ignorados.

Fuente: la propia enciclopedia.

martes, 20 de mayo de 2014

Rompiendo inercias

Vendredi Saint en Castille (Viernes Santo en Castilla)

Alguien que marchó una temporada a estudiar pintura a Bruselas, a finales del siglo XIX, a su vuelta a España y todavía con la mente puesta en las vanguardias, qué fue lo que encontró en su tierra: una nación atada a las tradiciones, a los ritos, un país que daba la espalda a la ciencia y la técnica. En ese contexto, el artista decidirá pintar y resaltar incluso hasta lo grotesco, aquellos aspectos de la cultura hispana que más espanto, y al mismo tiempo atracción, le causaban. Sus cuadros sobre tétricos cementerios, mujeres enlutadas, procesiones silenciosas, proyectan esa incomprensión, y fascinación no obstante, que al artista inquietaron. Por ejemplo, en el lienzo que encabeza (Viernes Santo en Castilla), el artista representa lo tradicional en el lado de abajo (esa procesión en negro con la enhiesta imagen en andas) y la ciencia y la técnica arriba (la oscura locomotora con su alta chimenea. A propósito, parece por su analogía una broma: la imagen del santo, la chimenea). Imaginamos que el pintor no es un espectador neutral, sino que deseaba para su país el lado de arriba, y, tal vez, no sea una asunción excesiva pensar que, hoy en día, tampoco nosotros disentimos de él.

A este choque cultural entre el pintor y su país ha de añadirse otra circunstancia agravante: la luz cegadora. Para un paisanín de Ribadesella pasado por los años de aprendizaje en Bélgica, las condiciones ambientales de la España no atlántica debían de parecerle un reto. Su paleta de colores se había acostumbrado, en el norte de Europa, a una atmósfera velada de matices, y no se llevaba bien con la agresividad del azul, y la abrumadora omnipresencia del sol.

Por ello, a veces, busca el refugio de la noche.



La concha, nocturno

O el descanso en el ambiente más suave de la atmósfera cantábrica


Baño en Rentería

El Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Thyssen-Bornemisza y el Museo Carmen Thyssen Málaga se alían para mostrar una exposición sobre el pintor asturiano Darío de Regoyos. Un artista viviendo en el exilio de sus colores y de su ideario.

domingo, 13 de abril de 2014

Aquí hay pasta y libros saltarines

Así pues, el rey Alfonso envía una embajada a Roma, al papa Aldebrando (Gregorio VII), para que implantara la celebración del rito romano en todo su reino. En 1077, en la ciudad de Burgos, lucharon dos caballeros, uno por el rey en defensa de la ley de Roma y el otro en defensa de la ley de Toledo. Venció este último. Mientras los contendientes luchaban se encendió un fuego en la plaza y se echaron en él los dos misales, el romano y el toledano. Se implantaría el oficio de aquel misal que saliera indemne del fuego. Pero como quiera que el toledano dio un gran salto fuera del fuego, al punto el rey, airado, lo devolvió al fuego de una patada diciendo: “allá van leyes do quieren reyes”.

Hay libros que nacen con estrella y van a tener una vida envidiable y larga. Hay otros que no: son los perdedores. Todo juega en su contra y nada les va a salvar.

El rito mozárabe, visigótico o toledano, presente en la Península durante la Edad Media, va a tener que ceder su lugar a la nueva liturgia romana. Y todos los libros relacionados con aquel están condenados. Ese misal de rito visigótico (toledano) que salta -inocente él- para salvarse de la quema se encuentra con los intereses de Estado, que lo devuelven de una patada al fuego consumidor.

Roma amenaza al rey con quitarle reino, matrimonio (y heredero oficial) y la propia legitimidad monárquica (excomunión). En fin, un rescate de la troika de la época. Las soberanías territoriales, sean del carácter que sean, ya real-personal, ya nacional-ciudadana, se diluyen frente a un poder internacional. Alfonso VI está atado, y, aunque se resistió todo lo que pudo, no va a decir otra cosa que amén: es una marioneta. Si tiene que recortar el rito toledano, lo hace (o si las conquistas sociales, pues también). Bueno, el rito, y el dinero, claro. Que el Papa juega pero no gratis, o, para ser precisos, juegan, que en realidad son dos: Gregorio VII y el Abad de Cluny, el otro papa de la época.

En Roma y en Borgoña (patria de Cluny) oyeron el tintineo de las parias, y dijeron: aquí hay pasta. Y, a lo que parece, se las ingeniaron bien para meter las manos y hacer de Alfonso un rey pagano. Bueno, para paganos los hispano-musulmanes, que fueron quienes aportaron la guita con las parias.

Afortunadamente, en muchos otros lugares se preocuparon por conservar aquellos códices perdedores y hoy, incluso, podemos escuchar el canto de los oficios del rito visigótico. Quizá no fueran, estos, libros tan perdedores al fin y al cabo. Quizá algo quede después de tanto recorte (aunque no será por el empeño del político pragmático y la troika de turno).

viernes, 21 de marzo de 2014

21 marzo 1685

El mundo empezó a partir de un elemento único y simple. Indivisible pero infinitamente denso en leyes de potencia creadora. A partir de él se fue formando lo que ahora conocemos. Y, con el tiempo, llegamos nosotros, los hombres. Y tuvimos conocimiento de todo este largo proceso de creación. En nosotros cobró conciencia.

Estas palabras, que delatan tanto candor y fe en el hombre y en el desarrollo del mundo que conmueven, contienen una posible lectura de una famosa composición musical de Bach.
  

El arte de la fuga empieza en un elemento simple, un motivo. Después, la música va expandiéndose, desarrollando toda la potencialidad que lleva en sí. Finalmente se acaba, abruptamente, tras aparecer un último tema que representa el nombre del propio autor quien por cierto, tras escribirlo, murió (no sucedió exactamente así). ¿Fue una mera firma o el postrer elemento de toda una teoría filosófica que pretendía explicar el desarrollo del mundo desde la creación hasta la comprensión de todo ello por parte del ser que lo culmina, un hombre, el hombre? Quién sabe.

El Barroco -estilo al que pertenece Bach- gusta de engañar o de ocultar la verdadera intención. Parece como si la gente de este período, ya partícipes de muchas de las conclusiones del Siglo de Las Luces pero no seguros de su método, prefiriera andarse con disimulos a la hora de explicarse. Como si, atados todavía a la autoridad medieval, temiesen salir de su paraguas protector. Cuando la mente ilustrada, liberándose ya de servidumbres, tome el relevo a los hombres del Barroco, volverá la vista atrás y mirará con desprecio a sus predecesores, timoratos y amarrados. Ensoberbecido, el hombre ilustrado levantará un muro de incomprensión, e incluso echará el velo del olvido sobre el pasado, sin distinción, al que percibirá sumido en la superstición y la ceguera.

Nosotros somos antesala de otro hombre del futuro. Pensamos acaso ya como él pero nos da miedo completar el camino que nos queda. Y él, el que nos sustituya en ese mañana, nos despreciará por ciegos y melindrosos. Nos tratará indistintamente a todos por igual. No, claro. Esto último no ocurrirá.

Aquella criatura que seguía a su padre, músico también, a todas partes: "cuando (su progenitor) daba clases de flauta, el niño sacaba su pequeño flautín. Cuando daba un concierto, el pequeño se escondía entre el público. Si su padre escribía, él jugaba a copiar notas y pentagramas" (Érase una vez... La música: Johann Sebastian Bach).


Fuente de la imagen: http://imslp.org/wiki/Die_Kunst_der_Fuge,_BWV_1080_(Bach,_Johann_Sebastian)

miércoles, 26 de febrero de 2014

Un recuerdo

Llegan al pueblecito francés denominado Co-
llioure. Corpus Barga, nos dice: «La carretera de
la estación de Collioure estaba en obras y un
amigo tuvo que llevar en brazos a la madre. La
viejecita, como una niña, iba diciendo: '¿Llega-
remos pronto a Sevilla?'».
Antonio Machado y los niños, de José María Garrido Lopera
 
 
 
 
Tan pocos mimbres para (no) entender la Historia.





Motivo, la reciente entrada de Pedro Ojeda: Colliure, 22 de febrero de 1939