sábado, 1 de noviembre de 2014

Noticias

La revista Mercure historique et politique de octubre de 1736 inserta copia de unas líneas aparecidas en el Glaneur de unos años antes, refiriendo los sorprendentes hechos acaecidos en una región de Hungría.

Todo da comienzo con la muerte de un tal Arnold Paule, que fue aplastado por un carro de heno. Una serie de extraños decesos se sucedieron en los siguientes días. Alguien recordó que el bueno de Arnold fue hostigado años antes, cerca de la frontera turca, por un vampiro. Y temiendo que aquel mal se le hubiera contagiado, decidieron exhumar sus restos y los de sus presuntas víctimas. Efectivamente, el cuerpo de Arnold Paule reunía todos los signos de ser un vampiro. Sus cabellos, sus venas atiborradas de sangre. Otros ejemplos periodísticos de este jaez: el Mercure galant de 1694, que trae un reportaje sobre las stryges rusas o upierz. O Tournefort, un naturalista a caballo entre el XVII y el XVIII, quien delata a los traviesos brucolacos griegos.

Tal vez, por su tenor y número -hasta el punto de parecer una epidemia-, estas noticias debieron de sorprender en una Europa que quería emerger al Siglo de las Luces. Efectivamente la reacción de los ilustrados empezó pronto. A mediados de siglo, el benedictino Antoine Augustin Calmet (un estudioso de la Biblia metido a historiador y analista del vampirismo) -quien llama revinientes a los vampiros- ya los desacredita ("se trata de una ilusión"), si bien su esfuerzo crítico va a resultar insuficiente para otros pensadores posteriores. Y a Feijoo, en sus Cartas eruditas y curiosas, le traiciona la impaciencia por el trajín que se traen los revinientes "que van, y vienen, que salen de los sepulcros a hacer sus correrías, y se vuelven a ellos a su arbitrio..., alternando [aquí Feijoo se define muy poco receptivo] como quieren, los dos estados de muertos, y vivos".

Voltaire, hacia 1764, se indigna de que en la Europa de Shaftesbury, Locke, d'Alembert, o Diderot, todavía estemos con estas supersticiones. Su escándalo se vuelve sarcasmo: "hubo agiotistas, mercaderes, gentes de negocios que chuparon [no de noche sino] a la luz del día la sangre del pueblo; pero no estaban muertos, sino corrompidos. Esos verdaderos chupones no vivían en los cementerios, sino en magníficos palacios". Y arremete contra la propia Sorbona por haber aprobado la revisión histórica del vampirismo escrita por el mencionado Calmet.

Del mismo parecer que Voltaire es el autor de un artículo de la revista Miscelánea de comercio, política y literatura, en 1820, quien se extraña de que "las novelas y las composiciones dramáticas han hecho de moda los vampiros, que de algunos meses a esta parte son el objeto de todas las conversaciones" (bueno, por ahí andaban Polidori y su compañero Lord Byron). No le parece sino muy tibio al articulista el esfuerzo crítico del dicho Calmet, si bien le disculpa "por que la revolución que se ha efectuado después en el espíritu humano, no estaba entonces [en el tiempo de Calmet] más que comenzada".

Desde la publicación de la noticia en 1736 hasta su definitivo descrédito en esta última crónica han pasado no ya unos años, sino un mundo entero. El hombre moderno ha arrumbado las estructuras socioeconómicas y mentales del poder señorial, ha derribado los límites de sus pretéritas creencias, y ha avanzado en el camino de la independencia de juicio y de la ciencia por el método de poner en duda todas las rémoras que le obstaculizaban.

Hay muchas clases de vampirismo. Además de los propios, también están los que chupan la savia de su porvenir a la Humanidad. Habrá que estar atentos a sus intentos de irrumpir de nuevo. No sabemos qué forma adoptará la superstición, o qué definición, cuando vuelva a llamar a las puertas de nuestra Historia en el futuro.

Para la elaboración de esta anotación consulté varias páginas web. Ahora me resulta imposible enumerarlas.

8 comentarios:

  1. A mí me parece muy oportuna la metáfora del vampiro, que al fin y al cabo, vive de los otros, de la sangre de los otros. ¿Habrán vampiros medioambientales, por ejemplo? Estoy seguro que sí.
    Casi pensé que tu entrada de noticias era una entrada borgesiana, con esa tendencia que tenía a las falsas citaciones y autores soñados por él, hasta que los ponía en papel.
    Hay algo en nosotros que adora a los vampiros, a las brujas, a los golem y a los goblim. Creo que nuestro lado irracional casi los necesita, por eso, a pesar del derribo de feudos, la supresión de diezmos y la desaparición de la cultura agraria, seguirán existiendo vampiros.
    Feijoo se muestra receptivo, incluso, muy poco receptivo, pero cómo me ha hecho reír.
    Saludos.

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  2. Los vampiros están a la orden del día. Los hay financieros, vampiros que chupan la curiosidad, los que chupan la sed de justicia, los que chupan la rebeldía, etc., vampiros que chupan los sueños, las esperanzas... Lo que no hay son vampiros que chupan la injusticia, eso no.

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  3. Los peores vampiros son los que juegan con números...

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  4. Hace alguna década recuerdo haber oído hablar en varios programas de televisión de los "vampiros psíquicos". Decían que eran los que "por mecanismos desconocidos para la ciencia" compartían cama con otra persona y el otro se levantaba más cansado de lo que se acostó. Eso debe ser como ser la esposa de un médico con el que estuve hoy, que su voz suena a ronquido hasta cuando está despierto. Pero iba completamente en serio.

    También me ha recordad una noticia que vi hace poco: en los años treinta, el British Museum ordenó la caza y captura, vivo, muerto o en cachitos, del monstruo del lago Ness para exponerlo en una vitrina. Vampiros sedientos de sangre que nunca existió.

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    1. Jaja. Ese vampiro psíquico, que va por ahí estragando el sueño de los paganos. Me ha encantado la desvergüenza del chupóptero chupasueños. Habrá que ponerse una cabeza de ajo en la almohada. Bueno, mejor no, que tendremos sueños "ajudos".
      Pobre Nessy. Aunque, con lo discreto que es y lo dispuestos los cazadores, puede que corrieran más peligro los paseantes que el propio monstruo.

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  5. Creo que los vampiros no podrán ser eliminados nunca, siempre son depredadores y se alimentan de la sangre y el trabajo de los más débiles , o robando millones de euros que se llevan a "sus paraísos fiscales en Transilvania o el cualquier lugar del mundo" esos proliferan como las setas en el otoño, a cientos.

    Muy buena tu entrada dafd, da hasta miedo a lo que condujeron la creencia en los vampiros, aunque yo si te digo la verdad, no sé con certeza si existen o no, creo que los vampiros psíquicos si pueden existir, porque todos hemos experimentado alguna vez, lo mal que nos cae una persona a la que no conocemos de nada y estamos deseando perderla de vista, porque nos está succionando nuestra energía psíquica.

    Un abrazo a la luz del sol, y con una estaca bien afilada por si aparece uno de ellos.

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    1. Buf, sin duda. El problema de una persona tóxica en nuestra vida, efectivamente, no es que nos caiga más o menos antipático, el verdadero problema es que el núcleo de nuestras energías pasa a descentrarse alrededor de esa persona. Por ello, porque aspira (chupa) nuestras atenciones más vitales es por lo que estos individuos recuerdan al vampiro clásico. Aunque, especulo, puede que, en algún momento de su vida, cualquier persona, cuando menos se lo espere, adopte funciones vampíricas en este sentido. Por ello qué importante es conocernos a nosotros mismos y saber hacer autocrítica.

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