lunes, 24 de octubre de 2011

Colino y las arañas 16/29

El hombre, poco a poco, volvió de sus pensamientos, atrapados muy lejos de allí, hacia la voz de su mujer que yacía al lado.
―Fue camino del súper. Atajé por el descampado.
―Te he dicho mil veces que es peligroso ―Colino hablaba maquinalmente, como si hubiera puesto en marcha una grabadora y repitiera un imperativo por enésima vez.
―Tenía prisa ―se defendió ella con cierta ironía.
El descampado era un enorme solar en donde algunos restos de edificios servían de polo de atracción a grupos de gente de muy diversa clase: drogadictos, jóvenes de botellón, desamparados, quinquis y demás hermandades. Algunas veces se producían asaltos y violencias y por ello la gente que conocía la zona procuraba evitarlo. Pero naturalmente la mujer de Colino no encajaba en lo que sería una ciudadana inofensiva.
―¿Te asaltaron? ―preguntó él, con cierta pereza, arrastrando la frase.
―Pues sí ―sonó entre preocupada y aturdida.
Algo en el tono de voz de ella alertó a Colino que se dispuso a escuchar atento.
―Creí que les había dado esquinazo ―se explicó Dana.
―¿Te persiguieron, entonces?
―Me oculté tras una pared, pero no sé cómo uno de ellos me encontró. Y yo no supe qué hacer, me tapaba cualquier escapatoria.
―¿Lo mataste? ―A Colino le tintineaban los ojos con un brillo salvaje.
―No..., no ―se apresuró a contestar. ―Apareció alguien.

―A ver, Jiménez, a ver si me aclaro. Usted está seguro de que Colino tiene que ver con la muerte de su compañera de trabajo. ¿Cómo se llamaba...? Ah sí, Carmina. Y lo que me propone es vigilarle. Explíqueme ―el teniente mascaba chicle despreocupado ante el impávido rostro del agente de policía Jiménez, sentado en la crujiente silla frente a su superior.
―En el interrogatorio, yo vi algo ―empezó el aludido.
―No me venga con bobadas. Eso fue hace dos días y no sacó nada ―ante la expresión de suficiencia de Jiménez, el teniente cedió: ―muy bien, ¿quiere decirme qué vio durante el interrogatorio para ser tan concluyente? ―En el despacho no había nadie más, de modo que Jiménez no tenía por qué andarse con pudores.
―Ese tipo es demasiado cumplidor.
El teniente dejó de mascar chicle y no parpadeó durante un minuto, digiriendo el irrelevante juicio de su interlocutor.
―¿Que es demasiado cumplidor? ―rugió incrédulo el teniente interrumpiendo su meneo mandibular. ―¿Me está tomando el pelo?
―No ―mintió Jiménez, quien se encogió de hombros para quitarse de encima la necesidad de añadir un auténtico razonamiento a su aserto. Los dos hombres se conocían desde hacía tiempo como para andarse por las ramas.
―Jiménez, ándese con más ojo y salga ahí fuera a husmear, que esto está en pañales ―el aludido se dio la vuelta deprisa dirigiéndose a la puerta del despacho. ―Ah, y qué historia es esta del pandillero que asaltó a la mujer de Colino. ¿Cómo es que estaba usted, casualmente, tan cerca?
La mano impaciente de Jiménez se quedó con las ganas de agarrar el pomo para salir.
―Bueno, ya le he dicho que Colino está en el meollo del asunto. Había empezado a vigilarle. Así que patrullaba por su domicilio.
―¿Antes de consultarme?
―Algo de iniciativa se me permitirá ―se defendió Jiménez.
―Aquí se hace lo que digo yo, y mucho cuidadito ―el teniente apuntó con el dedo al otro quien, a pesar de aquel gesto intimidatorio, ojeaba aburrido el repugnante cenicero atiborrado de chicles usados.

4 comentarios:

  1. Cenicero atiborrado de chicles. ¡Qué fue de Bogart! Enganche total a través del corte de "y me ayudaron...". Luego se descubre y entiende.
    Otro giro malicioso este de "es demasiado cumplidor". Hay algo inquitante en este tipo de personas, algo que da miedo.
    Relato al rojo vivo.
    Saludos.

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  2. "¡Qué fue de Bogart!" Toda la razón. No me atrevo a regenerar las esencias: habitación en negro, las caras cortadas en granito y bañadas en un eterno éter de tabaco, que anuda y desanuda tramas y sospechas con caprichosa voluntad.

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  3. etc. No sé porque, es una opinión demasiado particular, pero no me cuadra mucho el uso del etc en este tipo de literatura.

    Yo creo que fue Dana quien mató a Carmina, lo que no sé es si Colino está conchabado con ella. Supongo que tampoco he descubierto Roma, jeje.

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    1. Es verdad, no pega ese etc. Ya lo he cambiado.

      Pues esa es la cuestión del caso, que Roma debería de estar un poco en la niebla, si se me permite explicarme así.

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