jueves, 1 de septiembre de 2011

Colino y las arañas 2/29

Ser mejor me llevaría muchas veces a conflictos morales, y yo no los tengo. Jamás me he preocupado por ese tipo de problemas. De hecho no siento nada por nadie, en todo caso lo finjo. Una habilidad, esta de aparentar, que me proporciona un singularísimo rendimiento. No en dinero, no. Es de otra clase, pero de no menor valor: se trata de un tipo especial de crédito sobre los demás. Porque yo me dedico al crédito. Mi trabajo y auténtica devoción son las deudas. En el banco me pagan por firmar hipotecas y, fuera de él, continúo la misma letra sólo que distinta melodía. Esta melodía consiste en el cultivo de las simpatías de los que me rodean. No lo hago por llevar el bien a la humanidad, que tanto el uno como la otra me son irrelevantes, sino para sacar algo. Concibo las relaciones con una perspectiva comercial, como si se tratara de una transacción. Pues, ante todo, yo siempre busco el beneficio.
El negocio consiste en vender buen carácter a cambio de dominación. Soy el buen chico que pone la mejilla y, así, intercambio mi buen talante por su afición, afición a mí lógicamente. La bondad es un formidable recurso para controlar a otros. Les induce a realizar acciones impensables en favor del bondadoso. En suma, caen bajo mi influencia. A veces fracaso, pues con algunos es como darse de cabeza contra la pared, pero yo no he dicho que no sea vengativo. Y todo esto lo planifico cada noche bajo mi arácnida constructora de trampas.
Dana, mi mujer, de vez en cuando, toda apurada por hallarme tan embelesado en mi telaraña, opta por sacudirme con viveza: "tenías los ojos abiertos pero no te meneabas. Me asustas así. ¡Haz el favor! No te quedes embobado mirando al techo."
Pero yo sé qué hago y no es como dice ella. "Que no pasa nada, que así me descargo de lo malo del día", la tranquilizo. Y no le miento, pues la cosa funciona.

2 comentarios:

  1. Esto huele muy bien. Ya sabes lo que dices y todas, todas las aplicaciones de éste, tu personaje, tan representativo de nuestros tiempos.
    Arañas, trampas, hipotecas, deudas. ¿Amigos?

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  2. Las arañas y las hipotecas me producen terror, jaja.

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