miércoles, 10 de abril de 2013

Diálogo imposible 4/4

Cuando ya anticipábamos la total incomprensión recíproca en que iba a terminar el debate entre los dos señores, va el antiliberal y toca un tema...

Estos políticos filósofos me asombran con una nueva ciencia: la llamada aritmética política. Sus principios son contrarios a la Aritmética. En esta, dos y dos cuatro son, pero en la política no, sin que yo pueda decir si son cinco o siete, porque no he podido averiguarlo por más diligencias que he hecho. Los oyentes que quieran satisfacer su curiosidad, diríjanse a la casa del autor, aquí en Cádiz.

Entonces Gallardo le contesta lo siguiente:

En la aritmética política todo es tan cierto como dos y dos son cuatro, hogaño, antaño y siempre. Y si en Cádiz hay alguno que diga lo contrario, y anda suelto, por auto de buen gobierno se le debe luego enjaular.

Dicho esto, y para sorpresa de todos los presentes, los dos hombres, como si hasta ahora no se hubieran comprendido, cobraron repentina conciencia de las palabras el uno del otro. Y dándose ambos la vuelta, pues hasta este instante se habían enfrentado sus espaldas, echáronse la mirada, menos torva que otras veces, y con esas, cada cual torció a su barrio. La aritmética política, mejor dicho, su corrupta inteligencia, es lo que dulcificó finalmente la antipatía que se profesaban.

Sin más, me quiero despedir de ti hasta que las circunstancias nos puedan reunir. Espero que nada malo te aleje de nosotros y podamos de nuevo abrazarnos sin la opresión de ningún enemigo extranjero. En cuanto a nuestra amiga, debo decir que, tras una charla muy juiciosa, he concluido que no es una fanática del liberalismo. Es más, aceptó escuchar, con neutralidad, mi propuesta de enseñarle el orden tradicional de las cosas. De hecho, ya desde hace una semana, dedica una hora diaria de su tiempo para que yo le imparta tal magisterio (supongo que no te molestará). Y no sé si será la vehemencia de mis métodos pedagógicos o que principian a arraigar en ella las correctas convicciones de mi ideario, el caso es que no veas lo aplicadamente que se toma la lección.
De tu amigo, casi hermano.
Un abrazo.

-------------------------------------------------------------------------------------------

Fuente: si hubo espectadores de algún encuentro entre Gallardo y el desconocido absolutista, bien pudiera ser. El texto de estas cuatro anotaciones es una ficción inventada sobre el contenido de dos obras; unas veces plagiando de forma literal el original, otras trascribiéndolo muy libre y, en todo caso, sin aviso de transición de una forma a la otra.
Las palabras en cursiva proceden de Diccionario razonado, manual para inteligencia de ciertos escritores que por equivocación han nacido en España, obra de clara ideología antiliberal y cuyo autor no está claro (recientemente atribuida a Justo Pastor Pérez, furibundo absolutista). Las subrayadas, a su vez, están tomadas de Diccionario crítico-burlesco, escrito por Bartolomé José Gallardo, liberal convencido; quien lo redactó para contestar a la anterior, al Diccionario razonado, publicado un tiempo antes. Ambos libros son producto de la España de 1811, una España en la que, aún bajo la invasión, se estaba discutiendo sobre lo que habría de ser el régimen de gobierno del futuro y la propia naturaleza del estado. Desgraciadamente aquellas discusiones no terminaron bien, sobre todo para algunos de los contemporáneos. Gallardo fue prueba de ello. Significado en la defensa del liberalismo, ideología vehementemente perseguida por Fernando VII, tuvo que buscar su camino fuera del país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario