martes, 22 de junio de 2010

El Planeta Gris 7/12

–¿Qué le pasa cabo? –el aludido empezó a tartamudear
–Creo que hay algo. Es esa nave nodriza de Megatre, la Final, señor. Ha variado su curso en órbita.
–¿Y bien?
–Lleva rumbo hacia nuestra propia nodriza, la V-50. ¡La va a interceptar, señor! Además, hace unas horas se ha acoplado a la Final un módulo de transporte cargado de hombres procedentes de Megatre.
No hacía falta ser un militar experimentado para deducir de todo ello los preparativos para un ataque. El capitán se quedó un momento en silencio, mirando sin mirar, como escuchando del más allá y, a continuación, se expresó del siguiente modo: –Muchachos, creo que debemos considerar la propuesta que recibíamos el primer día, la de unirnos. Olvidar juramentos, rencillas y procurar por la supervivencia de todos nosotros. Vamos a permitir que esa nave extranjera se acople a la nuestra como gesto de buena voluntad.
Aquello cayó sobre la tropa como una granada de mortero, salpicando a todos la metralla del escándalo. El cambio de opinión del jefe significaba el abandono a su suerte de los compañeros que aún quedaran en la V-50.
–Pero señor, con el debido respeto, –tomó la palabra el alférez, para sorpresa del capitán, haciéndose eco del pensamiento de toda la tripulación– creo que deberíamos defender nuestra nodriza, que al fin y al cabo es suelo patrio, contra cualquier asalto exterior ¿Quiere que desintegremos a la Final? Desde aquí tenemos armas para hacerla saltar en pedazos.
–¿Pero qué dice, desgraciado? –explotó el capitán. –¿Quiere que organicemos la guerra mundial aquí mismo?
–Yo creía que... –y el joven levantó el arma con gesto duro.
–¿Pero a qué viene esto, loco? Váyase ahora mismo antes de que le acuse de llevarnos al desastre –el otro obedeció sin chistar, aunque sin entender nada. La tripulación salió de allí murmurando y muy poco contenta con la abulia del capitán.

Por si lo dudábamos, todo sigue a peor.
La Final, cuando estaba a punto de alcanzar a nuestra V-50 para abordarla, ha explotado en el espacio, alcanzada por un misil o una emisión energética, y nosotros no hemos disparado. Lo más extraño fue la reacción de nuestro superior. Yo, lógicamente como adjunto suyo, estuve en todo momento al lado de él, y no dejó de parecerme chocante. Era como si las bajas de aquella nodriza extranjera lo fueran nuestras. ¡Qué gestos! Ha sufrido un shock muy fuerte que le ha hecho doblarse de dolor, justo como si la desintegración de la nave le hubiera provocado una herida. Luego no se ha meneado, y así ha pasado las últimas horas. La verdad es que los muchachos hemos reaccionado al revés. De estar aguantando el temor a un abordaje a nuestra V-50, pasamos a la alegría por la explosión de la Final. Nadie ha comprendido el bajón de nuestro jefe y él, de vernos tan contentos, nos ha tomado más ojeriza aún. De ello dan fe las malas contestaciones y el tono a mala leche con que nos habla. Incluso, a veces, nos dice "criaturas blasfemas". No tenía ni idea de que el hombre fuera tan religioso.
Todo esto ha vuelto envenenado el ambiente. Si alguien de la tripulación se cruza con el capi, es que ni lo miran. De hecho, varios se pasan a consultar a la teniente encerrada. Le vienen con la queja de que el capitán no actuó contra lo que parecía una invasión a nuestra nave. Veo muchas caras largas a mi alrededor. No sé, la fidelidad es un asunto muy variable. La gente era uña y carne con nuestro capitán, ahora eso está tan lejos.
Para colmo, Ofisi, el sustituto de Peps en Comunicaciones, ha desaparecido también. Pero no ha sido lo de los demás. Esta vez sí que hay rastros, al menos en el video de la cámara de despresurización. Se le ve tomar una escafandra, abrir la escotilla al exterior y marcharse hacia el oeste del planeta. Lo único interesante que hay yendo por ahí es la estación Megatre. Aún no ha vuelto. Nos preguntamos todos qué significará este misterio. El nuevo operador de comunicaciones ha descubierto que Ofisi desconectó el canal de trasmisión con el exterior. Así era imposible hablar con la nodriza o con el módulo de desembarco. Ahora da lo mismo porque, aun restablecido a su ser el mecanismo, no logramos conexión con la V-50. La gente ya da por sentado que los de la base Megatre se tienen algo entre manos en contra nuestra y no olvidan que el capitán dio luz verde al abordaje de nuestra nodriza por ellos. Pero entonces, ¿quién nos ha echado un cable? Si nosotros no destruimos a la Final y los de Megatre no se van a suicidar, sólo queda la estación Alfa.

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